
Las drogas
interactúan directamente con el centro del placer del cerebro y cambian
el estado de ánimo independientemente de cuáles sean las circunstancias
externas. Eso permite evadir la realidad temporalmente.
Una vez pasado el efecto de la droga utilizada, suele producirse lo que podríamos llamar un efecto rebote,
en el que aparece el estado de ánimo opuesto para compensar. Por
ejemplo, si una persona ha utilizado una droga estimulante, el cerebro
compensa luego ese exceso de excitación volviéndose lento y deprimido
temporalmente, para volver después al estado normal.

Conforme se va utilizando una droga de manera habitual, el cuerpo empieza a tolerar su efecto. Es decir, con la misma dosis, la persona nota un efecto menor. Eso sucede porque, por una parte, se activa el sistema nervioso produciendo ese efecto rebote con mayor rapidez; es decir, el cerebro se vuelve hipersensible a esa droga, dispuesto a compensar su efecto lo antes posible. Por otra parte, el cuerpo metaboliza la droga con mayor rapidez, de modo que esta permanece menos tiempo en el organismo, produciendo un menor efecto.
Debido a la tolerancia, los adictos suelen necesitar cantidades de drogas cada vez mayores para conseguir el efecto deseado.

No es raro que se produzca también una tolerancia cruzada. Es decir, una persona que abusa del alcohol y desarrolla tolerancia, puede desarrollar también tolerancia a otras drogas similares (de efecto depresor).

Una misma droga tiene, por lo general, diversos efectos en el cuerpo, y la tolerancia a cada uno de sus efectos no se desarrolla del mismo modo. Por ejemplo, la heroína tiene un efecto de euforia y la tolerancia a este efecto se produce con rapidez. Al mismo tiempo, produce una depresión del reflejo respiratorio en el cerebro, pero la tolerancia a este efecto ocurre más lentamente, si es que llega a ocurrir.

De aquí se pueden presentar distintas reacciones como: Convulsiones.

Cuando una persona deja de consumir la droga a la que es adicta, aparecen una serie de síntomas que reciben el nombre de síndrome de abstinencia. Cuando ha estado consumiendo drogas depresoras, como alcohol, aparecen síntomas como temblores, ansiedad, irritabilidad y a veces reacciones psicóticas.Si se trata de drogas estimulantes, los síntomas de abstinencia incluyen fatiga, somnolencia, estado de ánimo deprimido y aumento del apetito.

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